La discusión que se presenta, actualmente, en los medios de comunicación masivos en Colombia está relacionada con la vacuna contra el Covid-19 desarrollada por Rusia, llamada Spútnik V.
La poca información al respecto es el tema de debate. Sin embargo, más que un análisis científico, la argumentación se traslada a las esferas políticas e ideológicas.
El gobierno colombiano pone en duda la eficacia del medicamento y cuestiona la forma en la cual está siendo producido, tal vez por las políticas que difieren a las del partido del Presidente de la República.
«Concluimos que Colombia no está interesada en la vacuna rusa contra COVID»: embajador Sergei Koshkin https://t.co/xVoziIaCe6 #MeridianoBLU pic.twitter.com/jBaCx0h5da
— BluRadio Colombia (@BluRadioCo) August 12, 2020
Por esta razón, es que toman vigencia las críticas de Oscar Varsavsky, Amílcar Herrera y Jorge Sabato, quienes en las décadas del 60 y del 70, en Argentina, fueron considerados los principales representantes del pensamiento de la ciencia y la tecnología en la región (Carrizo, 2020).
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En esta criticidad, los autores pensaban “un modelo de ciencia que no miraba al mercado sino al pueblo y su relación con la producción del conocimiento” (Carrasco, 2013).
Y es que la vacuna es un derecho universal y de carácter neutral.
La política de la ciencia debe tratarse desde las necesidades colectivas y no como un oportunismo para el gobierno de turno.
Los gobiernos de América Latina replican los modelos de los países industrializados, desde los principios políticos y las clases socioeconómicas que mandan en la región. A ellos se obedecen, dejando a un lado el conocimiento del contexto propio de cada uno.
“A tal punto que en Varsavsky en 1972, distinguía dos estilos culturalmente dependientes en ciencia, el desarrollista y el neocolonial creados a imagen de la ciencia del hemisferio norte” (Carrasco, 2013).
La neutralidad no existe
Como lo expresa Carrizo (2020), Herrera cuestiona la neutralidad de la ciencia y la tecnología.
Asimismo, menciona que Varsavsky “enfatizó que la orientación de la ciencia y la tecnología no constituye un hecho aséptico, aislado y políticamente neutro, sino que, por el contrario, presenta profundos lazos de articulación con el estilo de desarrollo que la condiciona”.
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Por su parte, al retomar las discusiones sobre la vacuna rusa, el discurso del Ministro de Salud de Colombia habla de esa poca información científica existente, la cual documente el proceso y las fases de desarrollo, tal y como se mencionó anteriormente, pero es fundamental recordarla porque, por otro lado, están las condiciones geopolíticas que llevan a la ciudadanía a dudar, desconfiar y temer.
Temor fundamentado en un discurso público que enfrenta a las ideas del socialismo y del capitalismo.
Rusia: Tengo la vacuna para el coronavirus
El resto del mundo: Tenemos#vacunaRusa #Putín pic.twitter.com/rOsWQQGdoj— Luis. (@luisferpq) August 11, 2020
En las redes sociales se leen opiniones permeadas por los manifiestos gubernamentales, en rechazo a la producción en masa o la posible recepción de la vacuna proveniente de un país socialista.
Se observan mensajes virales en las redes sociales provenientes de ciudadanos temerosos a una posible aplicación del medicamento ruso.
Filtrada imagen inédita de Putin probando la vacuna rusa contra el covid-19 en su hija. pic.twitter.com/SXt2ZTGgsw
— ANIME IBÉRICO (@Animeiberico) August 13, 2020
Por su parte, Sabato y Mackenzie (1982) establece que, así como la ciencia, la tecnología tampoco es neutral y “conduce a una concentración del poder económico y político”.
Ante las dudas en Colombia a una adquisición de lotes del medicamento al gobierno ruso, el discurso de esperanza se fortaleció al anunciar que laboratorios de Argentina y México serán los productores para la región de la vacuna desarrollada en la Universidad de Oxford, Reino Unido.
¿Oportunismo político o responsabilidad social?
Hoy más que nunca se pone en duda la neutralidad de la ciencia. No solo por esto, también por el manejo que la Organización Mundial de la Salud, OMS, le ha dado a la pandemia. Es claro que los asuntos geopolíticos e ideológicos están dentro de intereses (claro, también económicos), que influyen en las percepciones de la ciudadanía.
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Por tal motivo, Santiago Liaudat (2019) en entrevista con el periodista Pablo Esteban de Página 12, expresa que, “debemos recuperar la figura del científico politizado, aquel que se preocupa por lo que hace y por las consecuencias que podría tener su trabajo”.
¿Porqué se pone en duda una vacuna y la otra es bien recibida?, ¿a caso dudan de los desarrollos científicos?, ¿o será que conocen de antemano la documentación para la producción de las vacunas?, son interrogantes que aparecen en la discusión.