#En200Palabras:
Por estos días, en los cuales se intensificó la guerra entre Ucrania y Rusia, sintonizo trasmisiones de radio y televisión de diferentes regiones del mundo, por medio de herramientas digitales. Una costumbre que viene desde niño para tratar de comprender las situaciones, a través de las diversas voces que se presentaban. Esto, tal vez, explica mi interés por el periodismo desde que tengo uso de razón.
Cuando algo sucedía, de inmediato encendía la radiograbadora de mi papá, una Silver, y sintonizaba emisoras internacionales que transmitían en onda corta. La mayoría de contenidos eran propagandísticos y en diversos idiomas.
En algún tiempo, se escuchaban las comunicaciones de la policía y de los bomberos. Allí, en las mañanas, me enteraba qué estaba pasando. Mientras que, en las noches, era imposible dormirme temprano porque me acostumbré a sintonizar estas emisoras.
No me quedaba en una. Movía el dial a cada rato. Las que se escuchaban mejor eran Radio Nacional de España, Radio Habana Cuba, Radio Francia Internacional, Radio Vaticano, La Voz de América, la BBC de Londres y Radio Nederland, entre otras.
Esto me posibilitaba percibir otras miradas para el descubrimiento de contextos sociales, políticos, económicos e ideológicos. Recuerdo, también, que mi hermana estudiaba inglés sintonizando emisoras estadounidenses y británicas.