La comunicación en la modernidad líquida

Reflexiones desde la perspectiva de Zygmunt Bauman.

Andrés Esteban Marín-Marín
Por Andrés Esteban Marín-Marín 12 lectura mínima

La comunicación ha experimentado transformaciones radicales que reflejan la naturaleza cambiante y fluida de la sociedad. La digitalización, la globalización y la inmediatez han redefinido las formas en que las personas interaccionan, se relacionan y participan activamente.

En este contexto, el concepto de modernidad líquida, propuesto por el sociólogo Zygmunt Bauman, ofrece una lente crítica para examinar y reflexionar sobre estas dinámicas comunicativas.

Este texto busca explorar la relación entre la comunicación y la modernidad líquida, desde las actuales dinámicas comunicativas que se ven influenciadas por la fluidez y la incertidumbre de la sociedad contemporánea.

Transformaciones comunicativas en la era fluida

La comunicación se ha presentado como el vehículo a través del cual las sociedades han construido y compartido significados, valores y normas. Desde las pinturas rupestres hasta los pergaminos, pasando por la prensa y llegando a la era digital, la transformación de los medios de comunicación ha estado intrínsecamente ligada al desarrollo y a los cambios sociales.

En el siglo XX, con la llegada de la televisión y la radio, la comunicación masiva se consolidó como una herramienta poderosa para influir en la opinión pública y moldear la cultura popular. Sin embargo, estos medios, aunque revolucionarios, todavía operaban bajo un modelo unidireccional, donde unos pocos producían contenidos para muchos.

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Con la irrupción de la era digital y la globalización en las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI, este paradigma comenzó a cambiar drásticamente. Internet democratizó la producción y distribución de contenidos, lo cual permitió que cualquier individuo pudiera ser creador de contenidos.

Las redes sociales intensificaron esta dinámica y facilitaron espacios donde la información fluye de manera descentralizada y a velocidades vertiginosas.

Esta nueva realidad comunicativa se desarrolla en paralelo a una serie de transformaciones sociales y culturales que Bauman (2000) identifica como características de la modernidad líquida. Las certezas y estructuras sólidas que previamente definían la vida social, económica y política se han vuelto más fluidas y efímeras.

Las identidades, antes fijas y estables, ahora son maleables y sujetas a constantes redefiniciones.

Las instituciones tradicionales, como la familia, la religión y el trabajo, han perdido parte de su poder normativo y cohesivo, dando lugar a nuevas formas de asociación y pertenencia.

En este contexto de fluidez y cambio constante, la comunicación adquiere un papel aún más crucial. Se convierte en el medio a través del cual los individuos buscan entender y dar sentido a un mundo en constante transformación.

No obstante, esta comunicación también es líquida: volátil, inmediata y, a menudo, efímera. Las fake news, la polarización en línea y la fragmentación de la esfera pública son solo algunas de las manifestaciones de esta nueva realidad comunicativa.

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Comprendiendo la modernidad líquida

La modernidad líquida, una idea central en el trabajo de Bauman (2000), es una descripción profunda de la condición contemporánea. A diferencia de épocas anteriores, donde las estructuras sociales, económicas y políticas parecían sólidas y estables, la era actual se caracteriza por su fluidez y volatilidad. Esta metáfora líquida describe la naturaleza transitoria de las instituciones y relaciones, así como la sensación de incertidumbre y precariedad que permea la vida moderna.

En la modernidad sólida, las personas podían confiar en estructuras duraderas y predecibles. Había una sensación de continuidad y permanencia en la vida. Las instituciones, como la familia, la religión y el estado, proporcionaban un marco estable dentro del cual las personas podían construir sus vidas. Las identidades eran fijas y estaban arraigadas en tradiciones y comunidades específicas.

Sin embargo, en la modernidad líquida, estas estructuras han perdido su solidez. Las instituciones que una vez ofrecieron “seguridad” y predictibilidad ahora son inestables y cambiantes. Las identidades, en lugar de ser fijas, se han vuelto fluidas y multifacéticas. En lugar de estar arraigadas en una comunidad o tradición específica, las identidades ahora se construyen y reconstruyen constantemente en respuesta a un flujo interminable de cambios y desafíos.

Esta fluidez se extiende a casi todos los aspectos de la vida moderna.

Las relaciones personales, por ejemplo, se han vuelto más temporales y menos vinculantes. En el ámbito laboral, la idea de un «trabajo para toda la vida» ha sido reemplazada por una serie de roles y carreras cambiantes. Incluso las comunidades, que una vez ofrecieron un sentido de pertenencia y lugar, ahora son más efímeras y menos geográficamente definidas.

Bauman (2000) argumenta que esta liquidez es el resultado de una serie de transformaciones sociales y económicas, incluida la globalización, la digitalización y la individualización. Estos procesos han desmantelado las estructuras tradicionales y han creado un mundo en el que todo está en juego y nada está garantizado.

Dinámicas comunicativas en un mundo líquido

La modernidad líquida ha reconfigurado el paisaje comunicativo de maneras sin precedentes. La fluidez y la volatilidad, características intrínsecas de esta era, se reflejan en cómo nos comunicamos, cómo consumimos información y cómo construimos relaciones en el espacio digital:

  1. Inmediatez y efimeridad: la era digital ha traído consigo una inmediatez en la comunicación. Las redes sociales, en particular, permiten la difusión instantánea de mensajes, noticias e ideas. Sin embargo, esta rapidez a menudo va acompañada de efimeridad. Los contenidos se consumen y desechan a un ritmo vertiginoso, lo que plantea desafíos en términos de retención y reflexión profunda.
  2. Multiplicidad de voces y fragmentación: antes, los medios de comunicación masivos operaban bajo un modelo centralizado, donde pocas voces dominaban el discurso. Ahora, la democratización de la producción de contenidos ha llevado a una multiplicidad de voces. Si bien esto ha ampliado la diversidad de perspectivas, también ha llevado a una fragmentación del discurso público, donde las comunidades se encierran en «cámaras de eco», reforzando sus propias creencias y limitando la exposición a puntos de vista divergentes.
  3. Desafío de las «fake news»: la facilidad con la que se puede compartir información en la era digital ha llevado a la proliferación de noticias falsas o engañosas. En un mundo líquido donde la veracidad es fluida, discernir la realidad de la ficción se ha convertido en un desafío constante.
  4. Relaciones líquidas en plataformas digitales: las aplicaciones y redes sociales, aunque facilitan la conexión, a menudo promueven relaciones superficiales y transitorias. Las interacciones efímeras y la naturaleza performática pueden llevar a conexiones menos auténticas.
  5. Personalización y burbujas de filtro: las tecnologías de la información, especialmente los algoritmos, han permitido una personalización sin precedentes del contenido. Si bien esto puede mejorar la experiencia del usuario, también crea burbujas de filtro, limitando la exposición a una variedad de contenidos y reforzando prejuicios y creencias existentes.
  6. Desplazamiento del espacio público: la plaza pública, un lugar tradicional de debate y discusión, se ha trasladado en gran medida al espacio digital. Sin embargo, este nuevo «espacio público» está mediado por plataformas privadas y algoritmos comerciales, lo que plantea preguntas sobre la democracia, la libertad de expresión y la autonomía en la era de la modernidad líquida.

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Reflexiones sobre la comunicación en tiempos de incertidumbre

  1. Naturaleza efímera de la comunicación: en un mundo donde la información se consume y desecha rápidamente, debemos cuestionar la sustancia y profundidad de nuestras interacciones. ¿Estamos priorizando la cantidad sobre la calidad?
  2. Autenticidad en la era digital: la comunicación genuina se destaca en un mar de superficialidad. En un mundo donde las posturas y las representaciones digitales a menudo eclipsan la realidad, la autenticidad se convierte en un valor inestimable.
  3. Responsabilidad en la era de las «fake news»: la facilidad con la que se difunde la desinformación nos lleva a reflexionar sobre nuestra responsabilidad como consumidores y productores de contenido. La verificación y el escepticismo saludable (la duda) son esenciales.
  4. Interconexión global y local: la modernidad líquida ha borrado muchas fronteras, permitiendo una interconexión global. No obstante, esto también plantea la pregunta de cómo mantenemos y valoramos las conexiones locales y las identidades culturales en medio de esta globalización.
  5. El Rol Cambiante de los medios tradicionales: en una era dominada por las redes sociales y las plataformas digitales, es esencial reflexionar sobre el papel de los medios tradicionales. ¿Cómo se adaptan y siguen siendo relevantes en este paisaje en constante cambio?

Mirando hacia el futuro: conclusiones sobre la comunicación en la modernidad líquida

  1. Revalorización de la comunicación humana: a pesar de la omnipresencia digital, las conexiones humanas auténticas y profundas siguen siendo esenciales y deben ser cultivadas.
  2. Adaptabilidad como imperativo: la única constante en la modernidad líquida es el cambio. Ser adaptable y estar dispuesto a transformarse es esencial para navegar en este entorno.
  3. Retorno a la esencia de la comunicación: en medio de la complejidad de la era digital, es crucial recordar la esencia de la comunicación: conectar, comprender y construir puentes entre individuos.
  4. Ética y responsabilidad en la comunicación: en un mundo donde la información puede ser manipulada y mal utilizada, la ética y la responsabilidad en la comunicación son más importantes que nunca.
  5. Reconocimiento de la diversidad de voces: la modernidad líquida ha permitido que surjan múltiples voces y perspectivas. Reconocer, valorar y dar espacio a esta diversidad es esencial para una comunicación rica y plural.

Bibliografía

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Periodista, especialista en Gerencia de la Comunicación con Sistemas de Información, magíster en Comunicación, maestrando en Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), exárbitro de fútbol, Líder Catalizador de la Innovación y profe universitario.
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