El niño del tapabocas azul, entre la escuela y los domicilios

Una historia real. #Microrrelato.

Andrés Esteban Marín-Marín
Por Andrés Esteban Marín-Marín 2 lectura mínima

Santiago*, en su bicicleta, pedalea todas las tardes para entregar los domicilios en casas cercanas a la iglesia de La América, en Medellín. Sus padres tienen una tienda de abarrotes y es el encargado llevar los víveres en época de pandemia. 

A sus 11 años, Santiago ya tiene experiencia y conoce, como ninguno, las direcciones en el sector.

Su tapabocas azul es más grande que su rostro, en el cual predomina sus lentes redondos recetados. La protección es fundamental para evitar cualquier contagio por estos días.

Cursa cuarto grado, también en una escuela cercana. Su profesora, a través de la virtualidad, le puso una tarea sobre la pirámide alimenticia.

Santiago, con mucha astucia y recursividad, tomó productos de la tienda y, con cajas de cartón, construyó en la calle la pirámide.

Mientras tanto, sus compañeros de clase la dibujan o tienen dificultades para presentar la tarea.

La base estaba compuesta por arroz, panelas, pastas y granos. Más arriba, las legumbres y hortalizas. Luego ubicó algunas frutas, seguidas de los lácteos y finalizó, en la cima, con gomitas, papas y plátanos en paquete.

La felicidad en su rostro era evidente.

Por tal razón, no podemos compararnos con ranking académicos internacionales. Cada contexto es diferente y, máxime, cuando existen permanentes necesidades.

*Nombre cambiado por protección.

Comparte este artículo
Periodista, especialista en Gerencia de la Comunicación con Sistemas de Información, magíster en Comunicación, maestrando en Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), exárbitro de fútbol, Líder Catalizador de la Innovación y profe universitario.
Deja un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir al contenido