Felipe Betancur Posada, el jáquer de la accesibilidad digital

Andrés Esteban Marín-Marín
Por Andrés Esteban Marín-Marín 13 lectura mínima

Muchos creen que un jáquer es quien utiliza todo su conocimiento para violar sistemas informáticos y hacer daño. Pero, no necesariamente es así. También son personas con habilidades y que investigan “para avisar de los fallos y desarrollar técnicas de mejora”, según lo define la Real Academia de la Lengua Española.

Este es el caso de Felipe Betancur Posada, quien lidera la fundación Todos Podemos Ayudar, en Medellín, Colombia. La institución busca la inclusión social de personas con discapacidad, a través de la accesibilidad y la alfabetización digital.

Aunque no tuviera conexión con la tecnología, su interés por ayudar a los demás empezó con eventos sociales. “Les decía a mis amigos, ve, vamos allí a repartir algunos regalos. Los comprábamos, íbamos y los repartíamos. Después el evento cada vez se hizo más grande y fue creciendo”, comenta Felipe.

El interés por la tecnología

Felipe es un fanático de la tecnología y, desde niño, se interesó por saber cómo funcionaban los dispositivos y comprender su uso para la solución de problemas cotidianos.

Dice que veía programas de televisión como Misión Imposible, MacGyver y Los Magníficos, donde “utilizaban ingeniería, inventos y tecnología para salir de sus problemas”. También se interesaba por los videojuegos.

Esto lo llevó a incursionar, a sus 12 años, en las ventas por internet. Traía mercancía de los Estados Unidos y de China. Asimismo, exportaba artículos propios de la región. Era precoz y veía oportunidades en cualquier parte.

“Básicamente fue tratarle de sacar un poquito de ventaja a la tecnología. En ese momento, yo la estaba sacando para negocios y para ventas. También se volvió un tema de trabajo, de estudio y de alianzas”, comenta con agrado al recordar aquella época.

Y así empezó para Felipe esa inquietud por la tecnología. Sin embargo, en algún momento de su vida revaluó lo que estaba haciendo y quiso ayudar, a un más, a quienes lo necesitaban.

“Cómo ayudo con eso que a mí me ha servido tanto y cómo ayudo a que por medio de la tecnología mejoremos la calidad de vida”, se preguntaba permanentemente. De manera adicional, se cuestionaba sobre si todas las personas podían estudiar y trabajar por internet.

Estos interrogantes lo llevaron a encontrarse con diversas realidades culturales y sociales. Los adultos mayores y las personas con discapacidad eran a quienes más se les dificultaba el acceso y uso de las herramientas digitales. Barreras que se evidenciaban por el alto costo o por desconocimiento.

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Usar ese saber para aportarle a la sociedad le ha permitido lograr diversos reconocimientos, entre los cuales se destaca ser finalista de los premios Titanes Caracol en 2015, distinciones que entrega cada año Caracol Televisión a los colombianos que ponen toda su creatividad al servicio de los demás, sin esperar recibir nada a cambio.

Luego, en 2016, a sus 33 años, fue elegido por la revista MIT Technology Review como uno de los mejores innovadores sociales menores de 35 años en América Latina, por “desarrollar dispositivos de bajo costo hechos con utensilios domésticos y basados en software libre para personas con discapacidad”.

Sus primeros jaqueos

Felipe registra más de 60 inventos, para los cuales investigó empíricamente y se acercó a las personas con discapacidad. Con unas se tomó un café y con otras una cerveza, el propósito era conversar para conocer sus necesidades y oportunidades.

Expresa que su trabajo consiste en encontrar “soluciones reales a problemas reales”, al recordar su primer dispositivo jaqueado hace más de 14 años. Se trató del mouse de pie que, como su nombre lo indica, es un periférico manejado con las extremidades inferiores.

Entonces, con dicho ratón electrónico, empezó a jaquear el sistema “y utilizar esa versión MacGyver”, como el mismo lo denomina. La filosofía era ser recursivos para la resolución de problemas.

Felipe Betancur Posada, el jáquer de la accesibilidad digital
Felipe Betancur Posada. Imagen tomada del canal de YouTube Ayudas para Todos.

Luego llegó la creación de otro mouse, pero esta vez controlado con la cabeza. Uno similar costaba un poco más de 3.500 dólares en tiendas de internet. Esto lo llevó a experimentar, para su desarrollo, con materiales reciclados, reutilizados o que se consiguieran fácilmente en la tienda del barrio.

Fue algo sencillo, pero práctico y de bajo costo. Utilizó un desodorante tipo roll-on. Tomó la bolita y la integró a la luz roja que emiten los ratones tradicionales para darle funcionalidad.

Felipe no paraba. Con cada descubrimiento que hacía de las necesidades sociales y culturales de las personas con discapacidad, cada vez realizaba más jaqueos de artefactos. Siempre se preguntaba por situaciones de la cotidianidad, como el manejo de cualquier control remoto, el encendido o apagado de los dispositivos electrónicos y el acceso al transporte o al espacio público, entre otros aspectos rutinarios.

“Empezamos a desarrollar prototipos en diferentes líneas, desde lo deportivo, el ocio y hasta la sexualidad. O sea, juguetes sexuales para las personas con discapacidad y derribar los tabúes”, agrega.

Alfabetización digital, para enfrentar las barreras sociales

No solo era desarrollar artefactos, también enseñar a construirlos a través de la divulgación por medios digitales. Los contenidos creados se apoyaban en videotutoriales tipo recetas de cocina, para que sean comprendidos fácilmente por las diversas audiencias.

Felipe recuerda con emoción un tutorial exitoso que publicó en su canal de YouTube, en el cual explica cómo construir un teclado para personas con baja visión.

Expone con maestría que la herramienta diseñada “tiene todas las teclas pintadas de amarillo y la letra grande de color negro, para crear alto contraste”. Un teclado como este no se consigue en el país y debe importarse a un elevado costo.

La sorpresa fue cuando recibió mensajes desde Japón. Le agradecían por facilitarles el acceso al conocimiento. “Me mandaron la foto y me emocioné. ¡Qué iba a pensar que al otro lado del mundo utilizaran dicha tecnología y que esa solución le sirviera a alguien!”, recuerda Felipe aún con asombro.

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La alfabetización es fundamental. Felipe considera que no basta solo con la cantidad de dinero que se invierte para que un sitio o herramienta sea accesible, se trata de un conjunto de actividades que se deben fortalecer y que existe “una barrera social y cultural que tumba y frena todo. Es un bloqueo de gran magnitud”.

De esta misma manera, expresa que la alfabetización sobre accesibilidad para personas con discapacidad debe ser tratada en todas las áreas del conocimiento. Arquitectos, ingenieros, comunicadores, periodistas, médicos, abogados, psicólogos y científicos, entre otras profesiones y oficios, son responsables de mejorar la calidad de vida y buscar siempre un bien común.

Accesibilidad web, para la interacción y la creación de red

Las redes sociales son propicias para entregar un mensaje contundente y coherente, pero también con un lenguaje sencillo que le llegue a cualquier persona, sin barreras de conocimiento.

En 2017 Felipe recibió el botón de plata que otorga YouTube, como recompensa por el número de interacciones en su canal de videos. Sin embargo, ha explorado y utilizados otros formatos y plataformas para llegar a más audiencias con sus contenidos de ciencia y tecnología.

“En estos días entré a TikTok. Yo decía que nunca iba a entrar allí, pero me puse a enseñar lengua de señas y fue un éxito. Estaba satanizando algo que se puede utilizar para compartir conocimiento”, comenta con agrado y, al mismo tiempo, destaca que lo importante de los medios sociales es crear red.

Por lo tanto, la accesibilidad web debe contener algunos elementos que faciliten el acceso a la información.

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En alguna oportunidad, Felipe realizó pruebas de usabilidad y accesibilidad a un portal web de una importante empresa colombiana. Invirtieron millones de pesos y, al parecer, no tuvieron en cuenta a sus audiencias. Se trataba de servicios para la atención directa de sus clientes, pero el botón de ingreso no era el indicado.

Tener clara la información es lo primero que se debe asumir para que los contenidos sean accesibles. Es decir, ese perfil social o ese sitio web qué pretende ofrecer o entregar.

Luego, integrar herramientas como la lectura fácil, la subtitulación de videos, la descripción de las imágenes y otras que el mismo Felipe nos indica, como “tener en cuenta el tamaño de la letra, que haya contraste y que no existan elementos que puedan afectar en la visualización. Debe ser limpio y no saturado”.

Desafíos y sueños

La divulgación de su trabajo no solo está en los espacios virtuales. También recorre municipios de Colombia, donde se encuentra con la comunidad para la realización de talleres. Como si se tratara de un mago, saca de su maleta materiales para la experimentación y la cocreación. Todos aportan.

Existen desafíos. La mayoría de las universidades carecen de programas académicos que enseñen, que orienten o que faciliten la accesibilidad a las personas con discapacidad.

Los profesores no están preparados, el personal administrativo no sabe cómo atenderlos y los espacios no tienen los requerimientos mínimos para su movilidad y permanencia. Sin mencionar esas dificultades que agudizó la pandemia Covid-19. Como lo expresa Felipe, algunas de las instituciones educativas no contaban con datos que permitieran identificar las necesidades particulares de la población académica.

Siguen los sueños para Felipe y su familia. Compartir sus conocimientos en espacios académicos lo enriquece y le permite entender el mundo desde otras visiones. Ahora se enfoca en el turismo accesible, a través de toda la cadena de valor.

Asimismo, en las posibilidades que brinda los medios sociales para afianzar la presencia en los entornos digitales, por medio de la disponibilidad de recursos técnicos, de cursos orientados a la educación inclusiva y de la creación de la tienda virtual de ayudas para personas con discapacidad más grande de América Latina.

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Periodista, especialista en Gerencia de la Comunicación con Sistemas de Información, magíster en Comunicación, maestrando en Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), exárbitro de fútbol, Líder Catalizador de la Innovación y profe universitario.
1 comentario
  • Andrés Esteban Marín gracias por documenta con tanta pericia este Maguiber colombiano, es bueno encontrar personas que se preocupen por los demás y las personas que no son tan visibles, cómo las personas con movilidad reducida y e,c,t bueno gracias por el artículo.

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