En la imagen, Yulián (izquierda) y Damián (derecha), los gemelos campeones de karate-do de Bello, quienes irradian felicidad después de sus victorias en los Juegos Deportivos Departamentales 2023. Sus rostros de alegría por los triunfos logrados y el amor de hermanos que comparten el mismo sueño dorado.
Por Andrés Esteban Marín-Marín
Bajo el cielo resplandeciente de Apartadó, surge una historia entre los participantes de los Juegos Deportivos Departamentales. En el centro de este relato se encuentran los hermanos Yulián y Damián Gallego Ramírez, gemelos cuyos destinos se entrelazan en el fascinante mundo del karate-do.
A pesar de ser gemelos, a sus 15 años de edad, las diferencias, como el hecho de que Yulián sea ligeramente más alto y pesado, se desvelan a simple vista. Sin embargo, más allá de estas variaciones físicas, lo que los une trasciende lo tangible. En esta conexión, el karate-do se erige como un poderoso lazo compartido.
En este vínculo único de los gemelos también se teje una red de amor y apoyo. Su abuela Olga, a quien cariñosamente llaman «Panchita», añade un toque de dulzura y sabiduría.
En el corazón de los triunfos de los campeones de karate-do, Yulián y Damián, se encuentra «Panchita», doña Olga García. Rodeada de amor y orgullo, la abuela sostiene la esencia de la victoria que ilumina generaciones.
Las victorias de Damián y Yulián, representando a Bello en kumite de -52 y -57 kilogramos, respectivamente, desataron su alegría al convertirse en campeones departamentales. Este logro significativo no solo les otorgó el título, sino que también reflejó su dedicación y esfuerzo.
(Audio) Palabras de Yulián y Damián Gallego Ramírez.
Como estudiantes del colegio Carmelitano, los hermanos Gallego revelan sus raíces en el karate-do desde la infancia. En una entrevista que sirve como ventana a sus almas, destilan la esencia de su motivación: la disciplina del deporte y el anhelo de alcanzar alturas inexploradas. Ellos personifican la dualidad de la fuerza y la gracia.
Con sabiduría, su mensaje para los amantes del karate-do es claro: «si le meten ganas, les irá bien». Es un llamado a perseverar con pasión y dedicación, un reflejo de la filosofía de vida que los ha llevado a la cima del éxito.