Exploración de las Cuatro Culturas Políticas en el debate de la ciencia y la tecnología durante la pandemia en Colombia

Andrés Esteban Marín-Marín
Por Andrés Esteban Marín-Marín 8 lectura mínima
  • Análisis de caso desde las cuatro culturas políticas propuestas por Elzinga y Jamison, en su texto “El cambio de las agendas políticas en ciencia y tecnología”.

Cuando empezó el incremento exponencial de contagios y muertes por Covid-19 en Colombia, se presentaron tensiones por una propuesta de Daniel Quintero Calle, alcalde de Medellín.

En carta dirigida al Embajador de Cuba en Colombia, el burgomaestre local le solicitó apoyo médico especializado para las unidades de cuidados intensivos.

Esto causó revuelo en el país, desde la academia, el gobierno nacional, los partidos políticos contrarios, las agremiaciones de médicos y la ciudadanía, agentes participes a los cuales el periodista científico Dickson (1984) llamó, en su libro The New Politics of Science, “el resultado de una interacción dinámica entre actores que representan” y que Elzinga y Jamison (1996) denominaron “diferentes culturas políticas (policy cultures)”.

Esta tensión permite comprender el concepto de política de la ciencia, tratado por Elzinga y Jamison (1996), quienes mencionan que “se refiere a la interacción entre la ciencia y el poder, esto es: la movilización de la ciencia como un recurso en las relaciones internacionales, la utilización de la ciencia por parte de los grupos de presión o de las clases sociales para aumentar su respectivo poder e influir en la sociedad, y el ejercicio del control social sobre el conocimiento”.

«La política científica y la política de la ciencia interactúan a diversos niveles. Lo más obvio, aunque a menudo los estudios lo olviden, es que la misma idea de política científica forma parte de un programa político en beneficio de aquellos que están en el poder –la clase política, industrial y militar– y que utilizan el conocimiento para conseguir sus fines». (Elzinga y Jamison, 1996)

Entre entrevistas, sondeos, encuestas y opiniones en los medios de comunicación masivos del orden nacional, el tema se convirtió en el debate permanente de los diferentes actores (culturas políticas).

Esto es, como estipulan los autores, “una de las maneras de analizar la interacción entre la política y las políticas consiste en centrarse en los diversos actores que están involucrados en la formulación de la política científica y tecnológica” (Elzinga y Jamison, 1996).

De inmediato, el partido político perteneciente al actual presidente de la República, Iván Duque Márquez, expresó su descontento por la iniciativa y, a través de comunicados y opiniones sueltas de sus integrantes publicadas en las redes sociales.

Es el caso del exmandatario de Colombia y actual Senador Álvaro Uribe Vélez, quien criticó en su cuenta de Twitter la posible llegada de médicos cubanos a Medellín.

«No a los médicos cubanos: el cuerpo médico de Medellín es de excelencia; durante estos 4 meses se debería haber avanzado en entrenar al talento humano en manejo de ucis; Cuba explota a los médicos como una ‘trata de blancas’; ¡así empezó la toma de Venezuela!». (Uribe, 2020)

El gobierno nacional también criticó dicha petición. A través del médico Fernando Ruiz Gómez, ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, manifestó que esto sería posible en una última fase o en caso extremo.

Las cuatro culturas políticas

La primera observada, la cultura dominante (la burocrática):

«En esta cultura, que destacan como portavoces de los actores dominantes (…) representan intereses sociales y políticos diversos y sus posiciones se inspiran en bases institucionales y tradiciones distintas. Cada cultura tiene su propia percepción de las políticas, incluyendo supuestos doctrinales, preferencias ideológicas». (Elzinga y Jamison, 1996)

Desde la academia, los voceros expresaron su indignación. El alcalde no acordó con ellos previamente para tener una opinión científica, que pudiera ser útil para la toma de la decisión.

«La cultura académica, fundada entre los propios científicos, se interesa más por una política para la ciencia y por conservar lo que se perciben como valores académicos de autonomía, integridad, objetividad y control sobre la inversión y la organización (Polanyi, 1958; Shils, 1968; Wittrock y Elzinga, 1985)». (Elzinga y Jamison, 1996)

Las agremiaciones médicas no solo hacen parte de la cultura académica, también a la económica por su relación estrecha con el sector empresaria y de gestión, como lo mencionan los teóricos.

Agregan que dicha cultura (la económica) está “fundada en las empresas industriales y que centra su atención en los usos tecnológicos de la ciencia” (Elzinga y Jamison, 1996).

Por su parte, el mensaje de Uribe (2020) detonó opiniones divergentes en los ciudadanos, quienes compartían la postura del expresidente al referirse a la preparación de los médicos locales o la criticaban por su analogía política.

En redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram también se escenificaron las discusiones. Los memes y noticias falsas a favor o en contra se evidenciaron durante los últimos días.

Elzinga y Jamison (1996) identifican una cuarta cultura, la cívica. Las redes sociales permiten reunir, establecer y consolidar movimientos sociales y populares.

Aunque los autores la ejemplifican desde el medioambiente y el feminismo, también lo podemos evidenciar en otras áreas, “cuyas preocupaciones son más las consecuencias e implicaciones sociales de la ciencia que su producción y aplicación”.

«La cultura cívica articula sus posiciones a través de organizaciones con intereses públicos, así como también a través de campañas y movimientos. Obviamente, su influencia depende de la fuerza relativa de la sociedad civil en el conjunto de la cultura política de un país (Almond y Verba, 1965; Blume et al., 1987; Nowotny y Rose, 1979). Mientras que las culturas dominantes tienden a orientar la política científica y tecnológica en una dirección tecnocrática…». (Elzinga y Jamison, 1996)

Sin embargo, la academia hizo un llamado para que no se vea como xenofobia, como muchos ciudadanos y políticos lo están tratando.

Mientras tanto, otros mandatarios locales y regionales de Colombia se unión a la petición para contar con médicos cubanos en su territorio. Se da una “diferencia en el grado de centralización de la autoridad y en la influencia regional sobre las prioridades”. (Elzinga y Jamison, 1996).

Sin duda alguna, esta discusión “científica” se convirtió en una apuesta política en medio de la pandemia.

Posdata:

No se puede olvidar que el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros fue el responsable de la construcción del Ferrocarril de Antioquia, que especialistas de telecomunicaciones de dicho país fundaron la televisión en Colombia (1954) y que entrenadoras como Regla Sandrino Izquierdo han formado y fomentado el talento deportivo de cientos de jóvenes en Antioquia, como el de la atleta Caterine Ibargüen.

Sin mencionar los diversos intercambios históricos desde diferentes sectores de la salud, del periodismo, deportivos y culturales.

  • Elzinga, A. y Jamison, A. (1996). El cambio de las agendas políticas en ciencia y Tecnología. Zona Abierta N°75/76, Madrid.
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Periodista, especialista en Gerencia de la Comunicación con Sistemas de Información, magíster en Comunicación, maestrando en Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), exárbitro de fútbol, Líder Catalizador de la Innovación y profe universitario.
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