- Texto crítico elaborado como apuntes de la clase Aspectos Políticos de la Ciencia y Tecnología, curso de la Maestría de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad Nacional de Quilmes.
La ciencia está permeada por intereses políticos y económicos. La lucha de los Estados para demostrar sus avances, en la mayoría tecnológicos, se convierten en confrontaciones directas que pueden afectar los intereses comunes de la sociedad actual.
Como lo expresa Ziman (2003), “la ciencia tiene una dimensión política”.
Por esta razón, el mismo Ziman (2003) expresa que “la ciencia moderna es moldeada casi sistemáticamente por esos poderes gubernamentales, industriales, comerciales, militares y eclesiásticos, etc”.
Estas luchas geopolíticas se han evidenciado a lo largo de la historia. Podríamos decir que la búsqueda frenética por encontrar una vacuna para el Covid-19 podría ser una de ellas.
China, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido y Alemania, entre otros se encuentran en esa competencia afanada por la vacuna. ¿El Estado que la implemente primero se mostrará como potencia económica?
China dice tenerla y Rusia dice que todos los ensayos de su vacuna son satisfactorios y que ya casi la tienen, lo mismo manifiestan los investigadores de la Universidad de Oxford, en Inglaterra.
Mientras tanto, Estados Unidos acusa a China y la Organización Mundial de la Salud, OMS, por posibles ocultamientos y prueban con medicamentos existentes.
Una necesidad universal
No obstante, dicho ejemplo parte de una necesidad. Su posible uso se convierte en bien común, pero los Estados y las entidades privadas que vienen adelantando estudios al respecto tienen intenciones económicas.
«Los políticos y los economistas nos dicen continuamente que el papel principal de la Ciencia es guiar e informar la vida real (…). Puede, evidentemente, explotarse para el bien de muchas buenas causas, convencionalmente designadas por expresiones como “creación de bienestar”, “competitividad internacional», “seguridad nacional”, “salud pública”, “bienestar social”, etc.» (Ziman, 2003)
Por otra parte, el componente académico desempeña un papel primordial para el desarrollo científico. El autor manifiesta “que el contexto educativo influye significativamente en la visión que el público tiene del conocimiento científico” (Ziman, 2003).
No solo en la percepción, también en la libertad de los avances de la ciencia.
En la actualidad, se pactan alianzas entre entidades públicas y privadas, en la cual entran a participar universidades para el aporte científico.
Aunque la mayoría de los recursos para hacer ciencia provienen de los otros, el llamado es para que la academia sea la abanderada para mantener la ciencia autónoma e independiente de interés políticos y económicos.
Esto, a su vez, enfocará a la ciencia como pública, universal, imaginativa, autocrítica y desinteresada.
- Ziman, J. (2003). Ciencia y Sociedad Civil.